Marcada por una combinación estratégica de recursos naturales, desarrollo tecnológico emergente y un renovado enfoque en la sostenibilidad y la integración, América Latina se posiciona como una región en alza para el crecimiento económico global, durante el 2025.
Lejos de ser únicamente un territorio exportador de materias primas, hoy la región muestra señales de diversificación económica, atracción de inversiones, y avance hacia modelos productivos más sofisticados. Ejemplo de esto es la infraestructura digital en plena expansión, con una demanda creciente por servicios en la Nube, Inteligencia Artificial, Big Data y Automatización, convirtiendo a Latinoamérica en terreno fértil para una economía digital escalable.
Como la mayor potencia regional, Brasil ha retomado con fuerza su protagonismo en las industrias agrícola y energética, integrando tecnología y prácticas sostenibles que lo vuelven un actor competitivo de escala global.
México, por su parte, se consolida como un centro manufacturero de alta tecnología, beneficiado por el nearshoring y su cercanía con Estados Unidos, mientras que sus industrias automotriz y electrónica continúan creciendo con fuerte inversión extranjera.
Mientras que Chile está experimentando un fuerte crecimiento en inversiones tecnológicas (especialmente en Data Centers de Hiperescala preparados para la Inteligencia Artificial), un sector minero robusto, diversificación comercial y estabilidad macroeconómica. En tanto, Colombia posee fortalezas tales como inversiones en infraestructura, diversificación comercial, energías renovables y un sector externo robusto. Ambas economías destacan por sus capacidades de adaptación a las exigencias de los mercados globales.
La innovación también se abre paso. Startups tecnológicas en países como Argentina, Perú y Uruguay están atrayendo capital de riesgo internacional, impulsando un ecosistema emprendedor dinámico, especialmente en áreas como fintech, edtech y agrotech. Esta nueva generación de empresas está impulsando el desarrollo de talento local y creando soluciones adaptadas a las necesidades de los propios países de la región.
Además, el potencial en energías renovables convierte a América Latina en un actor estratégico en la transición energética mundial. Con vastos recursos solares, eólicos e hidroeléctricos, la región se perfila como proveedor clave de energía limpia; y también como fuente esencial de minerales críticos para la transformación digital, tales como litio y cobre.
En 2025, América Latina no sólo representa nuevas oportunidades, sino también un espacio de evolución y resiliencia para las empresas, que se ven desafiadas constantemente a adaptar e innovar en sus modelos de negocios.
Esto es clave para los actores productivos de la industria de infraestructura digital, porque Latinoamérica se ha ganado un espacio como uno de los motores de crecimiento global, hacia donde fijar la mirada, la atención, inversiones y las apuestas de negocios internacionales.