Si las empresas de Latinoamérica han aprendido algo del Covid-19 es que deben afrontar el hecho de que el mundo cambia más rápido de lo que nadie podría esperar. Y sobre todo, las empresas deben estar preparadas para afrontar estos cambios. Esto se aplica sobre todo en el ámbito de ciberseguridad, la recuperación y la protección de datos. Mientras que antes las organizaciones podían establecer estrategias de TI a tres o cinco años en el futuro, la nueva normalidad es que el futuro se ubica a tan sólo dos años. Las decisiones en áreas tecnológicas, incluidas las responsables de proteger los datos más importantes, deben ser flexibles, móviles y receptivas.
En el momento que el Covid-19 asoló el mundo, provocando el cierre de un país tras otro, no sólo afectó a la normalidad de los negocios, sino que golpeó duramente a la producción y el comercio internacional. En términos de backup, esto significó que muchas empresas y organizaciones se vieron incapaces de hacerse con el hardware que necesitaban para almacenar sus datos. La demanda y los precios de los productos que utilizan microchips se disparó, ya que la gente se vio obligada a trabajar desde casa y los proveedores de servicios tuvieron que ampliar el ancho de banda. Lo mismo ocurrió con los servidores y la seguridad, de los que tanto dependían las empresas de la región.
Las empresas que pudieron, se apresuraron a convertir su almacenamiento de datos a soluciones basadas en la nube. Las cifras de EE.UU. muestran que en 2020 el 61% de las empresas migraron sus datos a soluciones basadas en la nube. Esto se vio respaldado por el Informe de Tendencias de Protección en la Nube de Veeam del año siguiente, que reveló que el 47 % del volumen total de datos de las empresas en 2020 se había trasladado a la nube, superando con creces las predicciones de informes anteriores.
La migración acelerada a la nube no ha tardó en convertirse en un problema para muchos departamentos de TI. El paso de las instalaciones a la nube requiere conocimientos específicos, que deben adquirirse mediante la formación de los propios empleados o la contratación de expertos. Esto aumentó la demanda de empleados cualificados, que ya escaseaban, y la consecuencia se reflejó en los presupuestos de los departamentos de TI. La rápida transición de los centros de datos locales a las soluciones basadas en la nube resultó mucho más cara de lo que la mayoría había previsto. Impulsada por circunstancias imprevistas e inesperadas y por el aumento de la demanda de recursos finitos.
Anticiparse es necesario, pero, como ya se ha dicho, el futuro está a sólo dos años de distancia, y este año los departamentos de TI están experimentando una presión aún mayor sobre sus presupuestos. Esto se debe en gran medida al rápido aumento de los precios de las soluciones en la nube. Una proyección sugiere que los precios aumentarán al menos un tercio en 2023. Combinado con el hecho de que cada vez es más asequible hacerse con los servidores que inicialmente aceleraron la transición a la nube, esto está provocando que varias empresas cambien su estrategia… de nuevo.
En su última edición, el Informe de Tendencias de Protección en la Nube 2023 de Veeam afirma que el 88% de las empresas y organizaciones encuestadas han transferido datos de la nube a un centro de datos local. El motivo es, en parte, el aumento de los precios de las soluciones en la nube. Pero muchos también han descubierto que tienen menos libertad cuando dependen de la infraestructura de los proveedores de la nube y que controlan mejor sus datos cuando están ubicados en un centro propio. Y por último, muchas empresas van ganando conciencia de que los datos son una parte tan valiosa de su negocio que quieren tener el control total en un centro de datos local.
Entonces, ¿se está muriendo la Nube? Nada más lejos de la realidad. Los mayores proveedores de soluciones en la nube están realizando grandes inversiones, y el 98% de las empresas afirman también que siguen utilizando soluciones en la nube como parte de su almacenamiento de datos. Lo que estamos viendo, por tanto, es que las empresas eligen cada vez más plataformas que se adaptan a la tarea individual, y que buscan la flexibilidad y agilidad necesarias para migrar de una plataforma a otra, y viceversa, como están haciendo cada vez más empresas.
Se trata, sobre todo, de que las empresas están cada vez más atentas a una realidad que cambia de un año para otro. La solución que este año tiene más sentido en términos financieros, de seguridad o de flujo de trabajo puede resultar menos atractiva ya el año que viene. Tanto los directivos de las empresas como los departamentos informáticos deben estar preparados para ello, sobre todo si quieren evitar cambios costosos y que requieren mucho tiempo.
El Covid-19 demostró que eran pocas las empresas que estaban preparadas para los retos de transferir grandes partes de su negocio a soluciones basadas en la nube, lo que se traducía en grandes costes y una enorme demanda de empleados calificados. Ahora, por otro lado, muchas empresas se encuentran en una situación en la que quieren recuperar parte de sus datos internamente, pero descubren que no tienen un procedimiento para hacerlo. En pocas palabras, carecen de una estrategia y de plataformas para llevarla a cabo.
En conclusión, si las empresas quieren funcionar eficazmente en un mundo tan cambiante, deben ser capaces de operar en muchas plataformas a la vez e implementar sistemas que puedan gestionarlas. Por ello, cada vez más organizaciones optarán por soluciones de pago por uso de proveedores de almacenamiento, seguridad y backup. Este enfoque ofrece un mayor grado de flexibilidad en comparación con los acuerdos de dependencia de proveedores a medio y largo plazo que negaban a muchas empresas un margen de maniobra que era realmente muy necesario. Al mismo tiempo, aumentará la necesidad tanto de servicios como de empleados capaces de trabajar en distintas plataformas. Las empresas que no se den cuenta a tiempo se encontrarán con que pierden la capacidad de explotar el potencial de sus valiosos datos, que la seguridad se ve amenazada por la falta de conocimientos sobre protección de datos en múltiples plataformas y que experimentan costes extras debido a su incapacidad para adaptarse rápidamente.