Por Fernando García, VP y Gerente general de Latinoamérica en Vertiv.
Estamos viviendo momentos decisivos, los hechos recientes así lo confirman. La crisis sanitaria a la que nos enfrentamos ha cambiado todo nuestro entorno, causando un impacto, tanto social como económico, que tendrá consecuencias difíciles de predecir. Sin embargo, es el momento de afrontar esos cambios y prepararnos para las tareas que se avecinan.
Esta crisis no solo nos ha confirmado que la forma en que usamos la tecnología va a cambiar de manera permanente, sino que también la transformación digital de la economía sucederá a un ritmo acelerado, dando paso a una sociedad hiperconectada.
¿En qué se manifiesta esta aceleración? Conceptos como las ciudades inteligentes, la educación a distancia, la atención médica a distancia y el teletrabajo podían sonar como cosas del futuro, pero ahora, más que nunca, esas palabras se han convertido en parte de nuestra vida cotidiana. De ahí que hablo de la transformación digital basándome en las 5 Ds, o los cinco vectores de transformación: la descentralización de la población, la distribución del entretenimiento, la desubicación del trabajo, la educación y la salud, la deslocalización de la cadena de suministro y la decarbonización de la economía. Se esperaba que el desarrollo de estos vectores tomará años, pero, por el contrario, esta crisis está haciendo que cada uno de ellos se esté desarrollando rápidamente frente a nuestros ojos, en tiempo real.
Descentralización de la población
Producto de esta crisis, los gobiernos han tenido que asumir y acelerar la implementación de servicios digitales, como el e-government y las ventanillas virtuales para poder ayudar a sus ciudadanos en determinadas situaciones. La necesidad de mayor capacidad en sus portales ha provocado que diferentes gobiernos estén trabajando en aprobar la ampliación del espectro radioeléctrico, lo que favorece en sí la aceleración del despliegue de las redes 5G.
También, parte del concepto de ciudad inteligente es mantener seguros a los ciudadanos, y podemos aprovechar algunas tecnologías inteligentes para ayudar con el distanciamiento social. Tenemos las videocámaras de vigilancia urbana con cámaras CCTV y reconocimiento facial; medidas de geolocalización para rastrear vehículos y teléfonos; entregas a domicilio utilizando robots, drones y el desarrollo de numerosos servicios sin pilotos o autónomos. Muchas de estas cosas han estado en proceso durante mucho tiempo, pero ahora nos damos cuenta de que los cambios están ocurriendo más rápido de lo planeado previamente.
Distribución del entretenimiento
La distribución de contenido de entretenimiento con juegos, películas, conciertos, o deportes que buscan ya experiencias inmersivas y en tiempo real. Con la mayoría de las ligas profesionales de fútbol, y todos los eventos deportivos cancelados, las plataformas de eSports han llenado ese hueco. La forma de entretenernos ha cambiado de forma permanente, consumimos grandes cantidades de video streaming, participamos en juegos multi-player y asistimos a conciertos virtuales. Todas estas plataformas someten a gran cantidad de estrés a las redes de comunicaciones, como muestra el hecho que tanto Netflix como YouTube tuvieron que rebajar la definición de su streaming porque las redes estaban saturadas en Europa. Asistimos también a un cambio fundamental en el entretenimiento con el auge cada vez mayor de sistemas de realidad aumentada y virtual, donde podremos viajar, asistir a museos o participar en eventos desde nuestra casa con sistemas de VR/AR inmersivos.
Desubicación del trabajo, educación y salud
Una situación sanitaria tan crítica como esta nos ha obligado a adaptarnos a nuevas formas de trabajar, estudiar e ir al médico. Hemos tenido que configurar despachos en nuestras casas, negociar la velocidad de nuestra red inalámbrica, porque todos, tanto nosotros como nuestros hijos, necesitamos ese ancho de banda para poder atender reuniones virtuales y clases virtuales. Esa desubicación, que es forzada debido al confinamiento, va a cambiar de forma permanente la forma en que nos relacionamos a partir de ahora.
La salud es un aspecto fundamental en nuestras vidas. Aunque ya se estaba trabajando en la telemedicina, en estos momentos esta ha tomado un papel protagonista: servicios en línea, autoservicio de salud, diagnóstico virtual. El poder tener videoconferencias con el médico, psicólogos y otros especialistas ya no es el futuro, sino nuestro presente.
Deslocalización de la cadena de suministro
Empezamos a ver como las fábricas digitalmente avanzadas (las llamadas Smart Factories) están adoptando la automatización de procesos para reducir el número de personas que trabajan en la fábrica. La dependencia mundial que teníamos con la Supply Chain de China está cambiando, y estamos viendo que muchas compañías buscan otras alternativas para tener centros de manufactura en otros países. Asimismo, las empresas están aprovechando los beneficios de contar con diferentes proveedores de componentes y servicios, como alternativa, en lugar de depender de un solo proveedor. Esto ha impulsado por ejemplo la impresión 3D para realizar una diferenciación o customización tardía del producto, o fabricar en sitio prácticamente cualquier cosa, como estamos viendo estos días la impresión en 3D de todo tipo de material PPE, respiradores, etc. Otra de las consecuencias de esta crisis ha sido la aceleración de las diferentes plataformas de reparto a domicilio de prácticamente cualquier cosa, y empezando ya pilotos de reparto a domicilio con vehículos autónomos o drones.
Decarbonización de la economía
Finalmente, se hace patente la necesidad de buscar cómo estas tecnologías ayudan a una decarbonización de la economía, desarrollando estrategias de sostenibilidad medioambiental buscando reducir la huella de carbono en lo que se ha venido en llamar el New Green Deal. Las redes de telecomunicaciones y los grandes centros de datos consumen cantidades ingentes de electricidad, al punto de que tienen una huella de carbono superior a la industria del transporte aéreo. Vamos a ver cómo los operadores de telecomunicaciones y los grandes jugadores de Internet recurren cada vez más al uso de energías renovables, eficiencia energética y la optimización de los recursos naturales.
El futuro es nuestro presente
Esta aceleración de la transformación digital representa un reto fundamental para las infraestructuras de misión crítica como los data centers (centro de datos) o el edge computing (computación en el borde), el reto principal en los próximos meses y el próximo año estará enfocado en la velocidad, la escalabilidad y la complejidad, tanto en el core (centros de datos más grandes) como en el edge (infraestructura periférica). Será imprescindible desplegar en tiempo récord nuevas ubicaciones, implementar y utilizar herramientas para la administración y el monitoreo a distancia y en línea de los procesos, así como gestionar y despachar de forma remota a los técnicos. Todo esto aumentará la complejidad de la gestión y la administración de la infraestructura.
Cuando la actual crisis sanitaria empiece a ser cosa del pasado, nos enfrentaremos a una nueva normalidad. Nuestra capacidad para adaptarnos a esa nueva normalidad será fundamental.
Si la última década se ha caracterizado por el uso de recursos compartidos, la migración a la nube pública o privada, lo que algunos han llamado la “uberización” de la economía, la próxima década va a ser testigo de un movimiento en la dirección opuesta hacia el borde de la red.
Para hacerle frente a nuestra actual situación económica será imprescindible que la economía acelere su transformación hacia un mundo digital e hiperconectado. Eso es una mera realidad. Confíe en socios fuertes que entiendan los desafíos y que tengan los recursos para ayudar a su empresa a dar los pasos necesarios para ser competitivos en esta nueva economía.